10. Expresión oral 1SB

Para el fenómeno de la comunicación resulta indispensable la expresión oral, no sólo la escrita, ya que es a través de la primera que se puede convencer, en tiempo real, a otra persona o, simplemente, se transmite una idea cara a cara.

Ahora bien, si la pretensión es convencer a un interlocutor, existen dos herramientas fundamentales: la lógica proposicional y la retórica.

Lógica proposicional

La lógica proposicional es aquella rama de la filosofía que estudia la corrección del razonamiento, expresado a través de enunciados a los que llama proposiciones. Éstos pueden ser calificados de verdaderos o falsos, pero la relevancia de la lógica no estriba en la veracidad o falsedad de los enunciados, sino en la validez de su estructura.

Es por esto que las proposiciones lógicas pueden ser representadas a través del lenguaje matemático e incluso construir con ellas tablas de verdad, para que a través de fórmulas matemáticas se formalice.

Ahora bien, en el habla coloquial solemos hacer uso del lenguaje de manera ambigua y polisémica, es decir, en algunas ocasiones un término no deja clara la pretensión que perseguimos o implica una variedad de significados.

Es indispensable que al formalizar esas oraciones y convertirlas en proposiciones eliminemos, tanto la ambigüedad, como la polisemia.

El método que, de manera natural, utiliza la lógica proposicional es el deductivo, lo que implica que, a partir de una idea general, se presente una derivada y la relación entre ambas conduzca, inevitablemente, a una conclusión.

Silogismos

Los silogismos son argumentos deductivos formados por tres proposiciones: la premisa mayor, la premisa menor y la conclusión. A su vez, las premisas contienen tres términos: término menor, término medio y término mayor. Cada término aparecerá en solo dos proposiciones.

De manera ideal, la premisa mayor de un silogismo es una generalización, la premisa menor es una particularización y la conclusión se desprende de manera natural de la relación entre ambas premisas.

pongamos un ejemplo:

  1. Todos los hombres son animales (premisa mayor -generalización)
  2. Federico es hombre (premisa menor -particularización),
  3. por lo tanto, Federico es animal (conclusión)

Los silogismos son la herramienta más útil en lógica deductiva, ya que a partir de éstos podemos construir razonamientos correctos.

Ahora bien, si extrapolamos estos conceptos a la ciencia jurídica tendremos que, toda vez que las normas jurídicas son abstractas y generales (generalización), cuando se aplican a un caso concreto (particularización), se deberá arribar, de manera natural, a una conclusión (petición o resolución). Es así como la premisa mayor, en el silogismo jurídico  se transforma en el fundamento, la premisa menor en la motivación y la conclusión será la pretensión, petición o resolución, ya sea que se trate de particulares o autoridades. Por ejemplo:

Dice el artículo 302 del código penal federal, vigente en diciembre de 2021:

– Comete el delito de homicidio: el que priva de la vida a otro. (premisa mayor=fundamento).

Ahora pensemos en un caso concreto…

El 10 de diciembre de 2021, en el zócalo de Puebla, Juan disparó un arma de fuego en contra de Pedro y le causó la muerte (premisa menor=motivación).

la conclusión se desprende de manera natural de la relación entre ambas premisas:

En términos de lo que establece el artículo 302 del código penal federal, Juan cometió el delito de homicidio (conclusión, petición o resolución)

Falacias o sofismas

Son argumentos que pretenden hacerse pasar por verdaderos y válidos sin serlo, es más, se puede afirmar que en realidad ocultan un error que puede ser doloso. Aparenten ser lógicamente válidos y verdaderos, pero en el fondo hay un error que oculta su falsedad.

Los sofismas se pueden dividir en sofismas lógicos y sofismas retóricos; los lógicos no respetan las leyes de la lógica formal; mientras que los retóricos, sin hacer evidente una violación a las reglas de la lógica, utlizan una premisa falsa o emociones y sentimientos para lograr la aceptación del intelocutor.

Los sofismas pueden ser verbales o conceptuales. Los verbales caen en la ambigüedad o en el equívoco; pueden también hacer composiciones falsas o divisiones falsas, es decir juntar peras con manzanas o dividir lo que representa una unidad. Los sofismas conceptuales confunden conceptos o distraen con elementos irrelevantes.Así, los sofismas conceptuales confunden el género con la especie, confunden lo esencial con lo absoluto con lo relativo o de plano prejuzgan sobre un tema.

Por lo que hace a las falacias podemos afirmar que son razonamientos inválidos que pretende hacerse pasar por válidos. En su tipología encontramos:

Falacia ad hominem, es aquélla que ataca o descalifica a la persona, no al argumento.

Falacia ad baculum, utiliza la fuerza o la amenaza para ganar la discusión.

Falacia ad verecundiam, utiliza la opinión de una autoridad para imponer su argumento.

Falacia ad populum, utiliza la opinión de la mayoría para imponer un argumento.

Falacia ad ignorantiam, afirma que algo es verdadero, sólo porque hasta ese momento no ha sido posible demostrar su falsedad (o viceversa).

Referencias:


Aguado Terrón, Juan Miguel, INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN, Universidad de Murcia, 2004.