Para argumentar efectivamente es indispensable seguir algún modelo. Se propone éste que cuenta con seis pasos: pretensión, bases, justificación, respaldo, modalización y posibles refutaciones.
I. PRETENSIÓN. Es la tesis del argumento; el destino al que queremos llegar. Es necesario estar seguro del carácter preciso de ese destino. Para ello, es posible y útil, hacerse las siguientes preguntas relacionadas con la pretensión, con las cuales se puede verificar la precisión de los elementos requeridos, tales preguntas, hechas de modo personal, son:
• ¿Cuál es, exactamente, la pretensión o tesis que persigo?
• ¿Dónde estoy ubicado en relación a este tema?
• ¿Qué pretensiones quiero respaldar como resultado de mi argumento?
II. BASES. Se refiere a los tipos de fundamentos que son requeridos si se quiere que una pretensión de tipo particular sea aceptada como sólida y confiable. Las preguntas relacionadas con las bases son:
• ¿De qué información dispongo?
• ¿Sobre qué base sostengo mi pretensión?
• ¿Dónde debo comenzar si quiero conocer la conveniencia de dar el paso que me propongo y, por tanto, llegar a estar de acuerdo con mi pretensión?
III. JUSTIFICACIÓN. Es necesario verificar si las bases de la argumentación en realidad dan un soporte genuino a la pretensión particular, y que no son elementos que sólo añaden información irrelevante. Es decir, hay que descartar que no se trata de materia que no tiene nada que ver con la pretensión en cuestión (diseñado para poner un «velo en los ojos»). Las preguntas relacionadas con la justificación son:
• ¿Dado el punto inicial, cómo justifico el paso de estas bases hasta esta pretensión?
• ¿Qué camino debo tomar para ir desde este punto inicial hasta este destino?
IV. RESPALDO. Las justificaciones por sí solas no pueden hacer todo el trabajo.
Una vez que uno sabe sobre qué regla, ley, fórmula o principio descansa el argumento, las preguntas que pueden hacer son:
• ¿Se trata realmente de un paso seguro?
• ¿Esta ruta me lleva al destino requerido con toda seguridad y confianza?
• ¿Qué otro tipo de información general tengo para respaldar mi confianza en esta justificación particular?
V. MODALIZACIÓN. No todos los argumentos sostienen sus pretensiones con el mismo grado de certeza. Algunas justificaciones nos llevan invariablemente a la conclusión requerida; otras lo hacen con frecuencia, pero no con el cien por ciento de confianza. Otras lo hacen sólo en forma condicionada o con matices significativos, como por ejemplo introducidos por adverbios o frases como: generalmente, posiblemente, en condiciones ideales, casi siempre, etcétera. En consecuencia, se debe preguntar:
• ¿Con cuánta certeza esta justificación da solidez al paso desde las bases hasta la
pretensión?
• ¿Se garantiza, en forma absoluta este paso?
• ¿Se sostiene sólo con ciertos matices?
• ¿Me da, por lo menos, la base para una apuesta más o menos riesgosa?
El grado y tipo de fuerza con que las justificaciones nos autorizan para argumentar varían con amplitud de un tipo de caso a otro. Algunas llevan a conclusiones «probables» otras, establece conclusiones «presuntivas». La mayor parte del razonamiento práctico de hecho concierne a lo que es «probable», «presumible» o «posiblemente» del caso, más que con certezas, por lo que se debe poner especial atención en los calificativos y frases calificadoras (modales) características de los distintos tipos de argumentación práctica
VI. POSIBLES REFUTACIONES. En pocas ocasiones se presenta el caso en que el paso de las bases a la pretensión se muestra como necesaria en una forma clara y contundente. Algunas de las preguntas que se pueden hacer para estar alerta a la posible refutación son:
• ¿Qué tipo de factores o condiciones podría sacarme del camino?
• ¿Qué tipos de elementos podrían desvirtuar mi argumento?
• ¿Qué asumo implícitamente cuando confío en este paso?
Nunca debe olvidarse que cualquier argumento, salvo los pocos que tienen carácter de necesarios, está abierto a la refutación. Las refutaciones, en algunos casos, pueden ser muy difíciles de prever, en otros casos, la refutación es previsible, e incluso, se puede adelantar la respuesta que resolverá dicha refutación. Toda refutación que se realice contra los argumentos esgrimidos en una sentencia por parte del juzgador deberá examinarse haciéndose las mismas preguntas y así verificar si se sostienen racionalmente.
Aguado Terrón, Juan Miguel, INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN, Universidad de Murcia, 2004.