4. GESTIÓN DE RELACIONES CON CLIENTES (CRM) Y GESTIÓN DE LA CADENA DE SUMINISTRO (SCM)

Salario mínimo e inflación en México. Un análisis desde la inflación de costos

La política monetaria de metas de inflación llevada a cabo por el Banco de México (Banxico) desde 2001 tiene como objetivo mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda mediante el uso de la tasa de interés nominal de corto plazo (Perrotini, 2007). El modelo canónico de este marco monetario establece que el aumento de los precios deviene de un choque temporal de demanda agregada que estimula el empleo, o de un choque de oferta que provoca inflación en el mercado de trabajo y en el de bienes (Carlin y Soskice, 2014). Desde su adopción, la economía mexicana ha experimentado diversos episodios de inflación, cuyas causas requieren un estudio más específico, como es el caso del período post pandémico.

Después de una caída abrupta del salario mínimo en la década de los ochenta y más de veinte años de estancamiento, en 2016 inició un proceso de recuperación de su poder adquisitivo, acumulando un aumento de 81.2% de 2016 a 2022 en términos reales (Conasami, s/f). Dado que, en el primer trimestre del periodo, 15.5% de la población ocupada obtenía menos de un salario mínimo y 42.5% obtenía dos veces o menos esa cantidad (7.7 y 21.3 millones de trabajadores, respectivamente), su incremento puede representar una mejoría en las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias (INEGI, s/f 1).

Sin embargo, esta medida no estuvo exenta de voces que enfatizaban sus posibles efectos inflacionarios (CES, 2015) y que, en vista del comportamiento reciente de esta variable, han retomado este argumento. De acuerdo con la teoría económica convencional, un incremento del salario mínimo acrecentará los costos laborales y el nivel general de precios y podría, incluso, generar el despido de trabajadores de menores ingresos (McConnell y Brue, 1997), contrarrestando el efecto positivo esperado. No obstante, la evidencia empírica de países que han implementado esta política en las últimas décadas no apoya estos resultados (OECD, 2022; GDF, 2014). Es común encontrar que los efectos negativos sobre la inflación y el empleo sean pequeños, y que los beneficios para la población se justifiquen ampliamente por su contribución a la reducción de la desigualdad del ingreso y de la pobreza (Lemos, 2008).

Entre 2016 y 2022, la inflación acumulada fue de 42% con una tasa de crecimiento promedio anual de 6%; es decir, por encima del objetivo fijado por la autoridad monetaria (3±1%). En este período tuvieron lugar múltiples acontecimientos que generaron presiones alcistas. La pandemia por COVID-19, así como los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania significaron una disrupción de las cadenas de valor globales que ocasionaron aumentos de los precios a nivel internacional, incluyendo los correspondientes a los alimentos.

El objetivo de este trabajo es evaluar el papel del salario mínimo y del precio de los bienes importados en la inflación. El argumento principal es que la recuperación salarial no ha tenido un efecto relevante en el aumento sostenido del nivel de precios y que la inflación reciente se debe a variables de oferta relacionadas con los costos materiales, principalmente de las importaciones. Para comprobar la hipótesis se estima un modelo de cointegración de vectores autorregresivos (CVAR) para el periodo de 2005 al 2023. Desde un enfoque de inflación por costos, los resultados revelan que el impacto del salario mínimo es reducido y que el precio de las importaciones tiene mayor importancia para comprender el comportamiento de la variable dependiente.

Después de esta introducción, se hace una breve revisión de la literatura sobre la teoría de la inflación por el lado de la oferta y el papel del salario mínimo en ella. Asimismo, se exponen estudios empíricos que han analizado la hipótesis de este trabajo. Después de un análisis descriptivo de las principales variables, se muestran los resultados del modelo econométrico. Finalmente, se presentan algunas reflexiones finales, incluyendo líneas futuras de investigación.

Revisión de la literatura teórica

Existen al menos tres enfoques teóricos que explican las causas de la inflación, a saber: 1) el que describe el aumento de los precios por el lado de la demanda en el mercado de bienes (Friedman, 1968; Frisch, 1983; Samuelson y Solow, 1960; Thirlwall, 1974); 2) el que la estudia por el lado de los costos en el mercado de factores (Kaldor, 1959; Lavoie, 2015; Palley, 1999) y; 3) aquél que considera un modelo híbrido de oferta y demanda (Carlin y Soskice, 2014). Cada uno de ellos aporta una exégesis que difiere con el tipo de economía (abierta, cerrada, desarrollada o subdesarrollada), la estructura económica y el periodo que examinan.

En este apartado consideramos que la inflación observada en las últimas dos décadas es explicada de manera parcial por elmodelo puro de costos. De acuerdo con este enfoque, el proceso inflacionario deviene de la interrelación entre la negociación salarial de los trabajadores -mediante los sindicatos- y las empresas imperfectamente competitivas. En condiciones de demanda estable y dada la rigidez nominal, la ecuación (1) muestra que la fijación de precios de las empresas se establece mediante un margen de ganancia adicional sobre los costos salariales por unidad de producción (Bronfenbrenner y Holzman, 1963):

Donde P es el precio por unidad de producto, w es la tasa salarial, O/L representa la productividad del trabajo, w L/O es el costo salarial por unidad de producto y π es el porcentaje de margen de ganancia sobre el costo salarial (Thirlwall, 1974, p. 44). En términos de cambio, podemos expresar la ecuación (1) como: